Como medio de comunicación comunitaria llevamos más de 14 años recorriendo las calles del territorio que comprende nuestra Comuna 2 – Santa Cruz. Han sido muchos los relatos, las fotografías, los personajes y las acciones colectivas que han pasado por estas páginas y que se han inmortalizado en memoria viva. Durante este tiempo de historias hemos visto transformar muchos elementos del territorio: calles, medios de transporte, procesos colectivos, viviendas; pero lo que sí no cambia, y que siempre seguiremos visibilizando en voz alta, es que no hay suficientes espacios para el encuentro comunitario en esta comuna tan densamente poblada.
Según la encuesta de calidad de vida Medellín Cómo Vamos, en la Comuna 2 contamos con 0.8 metros cuadrados por habitante, un espacio reducido en el que hemos aprendido a habitar gracias a la resistencia comunitaria. Sin embargo, reconocemos la importancia de reclamar aquellos espacios que consideramos necesarios para la vida digna: los culturales.
Algunos lugares de encuentros han sido creados por quienes han habitado el territorio y otros pocos por la administración municipal. Durante este tiempo también han sido muchos los “intentos” de construir nuevos espacios culturales, y decimos intentos porque la mayoría de ellos no se ejecutaron, convirtiéndose en una especie de elefantes blancos, a los cuales pareciera que nos tendríamos que acostumbrar. Algunos de éstos fueron investigados y publicados en nuestras ediciones, como el Centro Intergeneracional, la Unidad de Vida Articulada- UVA- de la Frontera y la Unidad Polideportiva Cañada Negra, proyectos que no se hicieron por desaparición de los presupuestos y por otras circunstancias que no fueron suficientemente sustentadas por los operadores y la Alcaldía. Estos proyectos quedaron en los talleres de imaginarios que se realizaron con las personas para soñar espacios deseados, acción que se podría considerar como una infamia porque juega con la esperanza y la ilusión de esta comunidad.
Los espacios culturales están en la comunidad Como sabemos de la importancia de los espacios los nombramos en nuestro editorial como apuesta de un medio de comunicación que está pensando en comunidad. Pero también queremos reconocer acá que así no existan suficientes lugares para encontrarnos desde lo cultural, no quiere decir que no hayamos descubierto, como territorio, la forma de generar nuestros propios lugares, esas apropiaciones de las calles, las canchas, los pequeños parques e incluso la plazoleta del Metro Cable, entre otros no convencionales que hemos acondicionado como escenario y sala de ensayo.
Ahora bien, éste será un tema con el que exaltaremos siempre las resistencias traducidas a organizaciones comunitarias, porque se han convertido en estos espacios culturales que siguen dignificando las vidas en los territorios: El Parche y la Casa para el Encuentro Eduardo Galeano, en Villa del Socorro; Casa Lesmes y la Casa Amarilla, en Santa Cruz, e incluso algunas Juntas de Acción Comunal (JAC), entre varios otros.
Esta edición, entonces, es un ovación a las acciones colectivas, las artes, las expresiones culturales, que pese a no tener espacios físicos, se han creado la manera de seguir adornando de color, baile, teatro y pintura el espíritu barrial de la Comuna 2, recordándonos que los espacios para el encuentro han estado y estarán en el deseo de la comunidad.
Le invitamos a leerla, comentarla y compartirla con familiares y amigos.