Empezó a poblarse en el año de 1968, según recuerda doña Orfa y otros fundadores, cuando algunas personas que venían a sacar material de playa decidieron armar una especie de carpas con las cuales se tapaban del sol y, después de ver que nadie decía nada, empezaron a traer a sus familias y a armar ranchos de cartón, plástico o tablas. “La arenera que era esto, los árboles chamisudos, los caminitos, las casitas de cartón y de tablitas, los puentes que eran un poste de luz acostado, la canilla de todos y la fila de ollas con la que recogíamos agua”, son algunas de las imágenes que permanecen en su memoria.
Para el año de 1970 este lugar ya contaba con una gran cantidad de ranchos que las personas armaban donde querían y podían. Sin calles, sin servicios públicos, sólo tenían 3 pilas donde la gente recogía agua desde las tres de la mañana, las piedras de la quebrada de cañada negra y la de soya servían como lavaderos donde las mujeres madrugaban a lavar la ropa.
Los primeros habitantes de este barrio tuvieron que pasar por muchas situaciones difíciles en el momento de hacer su asentamiento, enfermedades, inundaciones y enfrentamientos con la policía que llegaba a tumbarles los ranchos, fueron unas de las tantas luchas que enfrentaron estas personas. «Esto era un cascajero, nos tocó guerreárnosla con la ley, los policías nos tumbaban las casas y nos llevaban para el bosque donde nos hacían prometer que no íbamos a armar más ranchos. Después de que nos soltaban volvíamos y los armábamos en otro lugar», cuenta doña Blanca Esther Sánchez, habitante del Playón.
Al llegar el año de 1973 se conformó la Junta de Acción Comunal del barrio – JAC -, con Don Jesús Ciro como presidente. Él en compañía de líderes como Amado Valle, Luz Bernarda Morales, Rubiel Toro, Jairo Tobón, Jorge Vélez el párroco y fundador de la parroquia María Auxiliadora, entre otros tantos lideres empezaron a buscar el mejoramiento del barrio en los temas de salud, vivienda, servicios públicos y legalización.
El párroco Jorge Vélez se ingenió la forma de fiarle a cada familia 200 adobes, un bulto de cemento y un cuarto de arena para que fueran construyendo la casa de material, las personas semanalmente pagaban 5 pesos o lo que se le acomodara a su bolsillo.
Después de que empezaron a organizar y a conformar grupos que resolvían las inquietudes y necesidades del barrio llegó la hora de decir qué nombre llevaría este, para ello realizaron una reunión general donde las personas llevaron diferentes propuestas de nombre y entre tantas de ellas ganó la de doña Luz Bernarda Morales.
«Hicimos una reunión general para ponerle el nombre y de todas las propuestas ganó la mía, yo propuse llamarlo Playón de los Comuneros. Playón porque era un sitio donde se sacaba material de playa y Comuneros porque era de la comuna» Cuenta orgullosa del nombre que hasta ahora lleva el barrio del cual ella fue presidenta de la J.A.C. por más de 10 años.
Al igual que sucedió en muchos lugares de la ciudad de Medellín a este barrio llegaron grupos armados y delincuentes que por un tiempo acabaron la convivencia y la tranquilidad de sus habitantes. “en el año de 1979 llegaron las bandas y la violencia, nadie venía por aquí porque lo atracaban y habían muchas matanzas. La violencia empezó debido a que entraron muchos vicios, lo que generó barreras por las que no se podía pasar de un lado a otro» Relata Jairo Tobón, expresidente de la Junta de Acción Comunal del Playón de los Comuneros.
Con la conformación de un club deportivo patrocinado por Coltabaco que les regaló camisetas estampadas con la marca de cigarrillos Piel Roja, lograron terminar con las barreras que existían y obtuvieron la personería jurídica y más adelante en el año de 1994 la legalización del barrio.
Fotografías de El Playón de los Comuneros
Monsenor Santa Maria,queria convertir la cancha de futbol del playon en apartamentos,me opuse y evite esta catastrofe porque la comunidad se quedaria sin Campos deportivos.El padre Jorge Velez Arango me felicito por tan fructuosa lucha en bien de la comunidad.