La Comuna 2 ha sido un territorio de formación para muchas mujeres, que con su ímpetu se gestan como lideresas que transforman su vida y la de muchas otras personas que están a su alrededor. Su legado queda para inspirar a otras a continuar sus luchas, por esto, con un homenaje recordamos las acciones de María Geniver Cardona y María Ligia Mejía, quienes ya no están físicamente pero permanecen en el corazón comunitario y continúan generando cambios en quienes descubren su historia.
María Geniver Cardona tenía 71 años y según nos cuenta María Regina Usma, su amiga y vecina de toda la vida, fue una mujer que puso su disposición y energía en pro de ayudar a la gente de su alrededor. Ella llegó, junto a su familia y otras personas, a ese lugar que hoy llamamos Playón de los Comuneros, cuando apenas y el sector comenzaba a poblarse y construirse.
Su profesión fue de enfermera, trabajaba en largos horarios para poder sacar a toda su familia adelante, y sin importar las grandes jornadas siempre tuvo tiempo para aportar a la transformación del barrio, buscando cemento y toda clase de materiales para la construcción de las calles. También aportó en la búsqueda de programas y proyectos que mejoraran la calidad de vida de todo su entorno.
“Le cuento que dos de mis hijos nacieron gracias a ella. Ella fue la que me atendió el parto” menciona María Regina, enfatizando que no fue la única mujer que Geniver ayudó a tener sus hijos, que muchas llegaban a media noche buscándola para que pudiera asistirlas puesto que no tenían dinero para ir a un hospital.
Geniver se convierte en un gran símbolo de liderazgo femenino para este territorio que se ha fortalecido y crecido gracias a su energía, empeño y amor para hacer las cosas. “Defendía los derechos de sus ‘viejitos’, como ella decía, hasta el último día de su vida los protegió” cuenta Dora Martínez Cardona quien es una de sus hijas, rescatando también que acompañó los mejoramientos de vivienda, salud y la tercera edad en el territorio.
Un poco más al sur de la comuna, entre Villa del Socorro y Santa Cruz, está la historia de Doña Ligia, una mujer muy berraca, como la describen quienes la conocieron. Tal vez la recuerden por ser una lideresa muy activa, pues no era para nada raro verla por ahí repartiendo mercados, hablando con la gente y participando en los convites para poner bonitos los barrios, haciendo huertas y limpiando los lugares contaminados de nuestro territorio.
A su edad adulta empezó a estudiar: hizo cursos de cocina, manualidades, artes, se educó en equidad de género y otros saberes que por el camino se le cruzaban. Su hijo Diego Alexander nos cuenta que ella quería aprovechar para hacer cosas que de joven no tuvo la oportunidad, además de ayudar a otras mujeres para que también hicieran lo que les gustara y no dejaran pasar los años, pues cuando las notaba en circunstancias difíciles le dolía que fueran vulneradas porque veía en ellas un potencial de lideresas.
Participó en el Colectivo de Mujeres Emprendedoras de la comuna, y junto con sus compañeras salió a caminar en todas las marchas que la convidaron. Doña Ligia siempre fue empática con un carisma divino, hacía amigos por doquier cuando convocaba a los eventos que participaba. Esa disposición de ayudar, ese corazón grande y noble es lo que hace que hoy en la comuna se le recuerde con mucho amor y admiración.
Por Paulina Bohorquez y Kevin Rodríguez
Siempre en pro de las mujeres y la niñez de nuestra comuna 2. Unidas transformarnos desde el ser Social.