En palabras de Alejandro Lesmes, (músico y gestor cultural) la nororiental ha sido un sector marginado de la ciudad en el ámbito cultural. Pese a aquella realidad halló en la incertidumbre juvenil de: “a qué me voy a dedicar”, por la que pasó a sus 18 años, el propósito que dio vida a Casa Lesmes, un lugar que se ha convertido en el centro musical de la zona nororiental de Medellín.
En octubre, la Casa celebrará un año más de un proyecto que nació con el Lesmes Fest, un evento musical en la terraza ubicada en la cra 50 #102-23 del barrio Santa Cruz. Hoy por hoy en el mismo lugar, se adelanta todo lo referente a la música: preproducción, producción, formación musical, venta de instrumentos, grabación de discos, ensayos musicales y conciertos: “Son 7 años como sala de ensayo y ha sido un emprendimiento familiar y de amigos que se han sumado en el tiempo” dice Alejandro Lesmes, director de la casa.
Con el tiempo, en Casa Lesmes, nacieron bandas de diferentes géneros musicales como Llama Naciente de reggae, Epífisis Band de heavy metal, Retorno Ska, La Jumanchera Orquesta, entre otras tantas. La Berrionda, por ejemplo, es el proyecto musical de Alejandro: “Es el resultado de estar experimentando, tocando en bandas. Yo he estado en bandas de reggae, black metal, rock en español, y en el momento en el que me encuentro con la música colombiana me di cuenta que es una cosa muy hermosa tanto en lo musical como en sus letras; cuando conocí la cumbia me enamoré completamente y me dije, yo tengo que tener un proyecto de estos” comenta, mientras sonríe en lo que se nota es algo que le genera felicidad.
De lo que se viene para Casa Lesmes se encuentra involucrarse en la gestión de recursos públicos, así como una nueva edición del Lesmes Fest que lleva tres años sin realizarse pero que se viene con toda en el aniversario según cuenta Alejandro: «En este momento estamos pensando a futuro ser un sello independiente, poder enviar bandas a tocar a otras ciudades de Colombia y otros países. Queremos ir por mayores gestiones junto con el equipo humano que hemos construido”.
Respecto al festival su director agrega más detalles: “Estuvimos viendo qué pasaba en la escena de la ciudad, qué está pasando y darnos a la tarea de estallar con todo lo que hemos nutrido. Lo queremos hacer en cinco días, toda la semana, incluyendo horario nocturno. Ya estamos en el diseño del flyer, la temática de cada día, vamos a incluir por primera vez reggaetón, electrónica. Va a ser un festival de música porque es la esencia de Lesmes Fest, no es solo rock and roll”.
Familia y amigos de la casa
Dentro de la evolución de Casa Lesmes, acompañando a Alejandro, se encuentran doña Lida Lesmes, su mamá, y su hermano Mauricio Lesmes. Ella ha sido parte importante de “un proceso excelente” como cuenta: “Para la familia significó ciertos cambios y hemos sabido salir adelante” además, “hoy en día todas las mamás apoyan a sus hijos. Con los muchachos de las bandas todo muy bien, a todos les tiene uno cariño”.
Ha sido una trayectoria de ensayos musicales, conciertos en la terraza, festivales, bandas que suben y bajan las escaleras de madera de doña Lesmes, entre los que se encuentran Cristian, alias Crash encargado del mantenimiento de los instrumentos y los equipos; Estefanía Parra Betancur, quien apoya la logística de los conciertos, haciendo comunicación o siendo la presentadora oficial, y así otros amigos de la casa que se pusieron la 10 como cuenta Alejandro, hasta para revocarla.
Los visitantes van a encontrar buena energía, “mera vibra la que se siente acá” cuenta Lesmes que le dicen. Se lo atribuye a pequeños aportes que han construido el espacio: “hace cuatro años comenzó la pintada de la casa con la pintura del rostro de indígenas, duendes, gatos e iguanas. Todo ha sido un proceso de crecimiento artístico mío y de otros chicos que han dejado su energía. Es la armonía que hemos llevado. Armonía con los hermanos, con los vecinos”.
La agenda de sus eventos está disponible en Instagram y Facebook como: Casa Lesmes, para que caigan a disfrutar de una dimensión que guarda de todo: música, color, buena vibra y la magia de la gente. Un lugar en el que, como dice Alejandro, se reúnen:“El poder de los sueños y el poder colectivo. Seguir con el poder de la música, el cómo puede transformar un niño, a una casa, a un barrio, a toda una comunidad. La música es sanadora y lo podemos evidenciar acá”.
Por Miller Rivera Rodríguez