Mi Comuna Dos Periódico Comunitario
Villa Niza, barrio ubicado en la comuna 2, se colma de silencios al mediodía. La quietud del cielo parece hacer armonía con las calles, el batear sordo de las cortinas y la oscuridad de las puertas entreabiertas de las casas. Esta imagen cuasi fantasmal es el reflejo exacto de lo que es nuestra memoria como habitantes de este lugar: entre el agitamiento de la cotidianidad, los colores intensos de los frentes de nuestras casas, el estallido de voces, gritos y equipos de sonido, el silencio se cuela con toda su fuerza, y lo más increíble aún, en la plena claridad del día. Ese silencio es la muerte, pesada, latente, pero que hemos querido no romper y dejar que nos visite día a día con su tensa calma.
Con una propuesta cultural y artística que aplica la intervención comunitaria, durante el mes de octubre inició: “Retratos hablados”, cuya intención es comprender ese silencio, sus motivaciones, sus tonos y cómo sus habitantes abren caminos para romperlo y resignificar esas memorias de la violencia vividas entre los años 1989 y 2002. El dispositivo para hacerlo son retratos pictóricos, fotografías familiares, testimonios y la producción de contenidos audiovisuales.
La metáfora
¿Proveniente del arte forense? Conocemos al Retrato hablado como ese material de identificación que permite a partir de los testimonios de los sobrevivientes, identificar a los criminales responsables de un hecho delictivo. Esta propuesta busca a partir de esta práctica artística darle lugar a las víctimas y sus familias, y con ello tramitar y reparar simbólicamente los hechos victimizantes, así como visibilizar la resistencia a la violencia que vivieron quienes la padecieron.
Nueve retratos hablados
“Retratos” se basa en la recolección de testimonios de los habitantes de Villa Niza, personajes que son referentes de la memoria del sector, éstos son el insumo para el diseño e intervención del mural memorial, un producto que da cuenta de los procesos de memoria y el tejido social en la comunidad. Se pensó conceptualmente en el retrato como una forma de resignificar la memoria de las víctimas, pero al tiempo restablecer lazos comunitarios en un metodología de convite artístico, donde los habitantes puedan ser creadores de la obra artística a partir de sus experiencias estéticas.
Las violencias y el fuego cruzado atravesaron el territorio con la presencia de diversos actores y grupos armados, en los que se reconocen las milicias entre 1989 a 1995, el rearme de combos delincuenciales entre 1995 a 1999 y finalmente paramilitarismo entre 1999 a 2002. Igualmente se reconoce la memoria de los hitos de resistencia en la comunidad identificando personajes claves de esos momentos de superación de la violencia por el hecho comunitario, principalmente a través del arte y la cultura.
Para construir los Retratos…
Con las herramientas de la acción sin daño y las prácticas del cuidado, se han implementado los diferentes procesos de creación y acción con la comunidad, pues el abordaje ético es fundamental, ya que permite garantizar una participación horizontal entre los investigadores-interlocutores y la comunidad.
La confianza mutua es fundamental para la construcción de este proyecto, ya que una parte del equipo tiene una relación de cercanía al ser integrantes de la comunidad, y la otra ha realizado acciones de intervención en el barrio y otros sectores aledaños. Estos retratistas buscan despojarse de su lugar como investigadores a partir de la exploración de sus experiencias de vida, de ahí su interés en usar la auto-reflexividad o auto-etnografía como estrategia metodológica, que deriva esencialmente del entablar un diálogo con los interlocutores a partir de la posibilidad de cruzar recuerdos, relatos, experiencias, que permitan como habitantes-investigadores construir una representación ética no tanto sobre un “otro”, sino más bien, sobre los habitantes de una comunidad, en la cual se incluyen para construir un “nosotros”.
No siempre el dolor es evidente…
Una estela de muerte y dolor continuo en el tiempo nos ha habituado al silencio, y con ello a no buscar respuestas eficaces que permitan tramitar la ausencia, la desesperanza y el miedo que dejan los vejámenes del conflicto armado. Se quiere romper el silencio instaurado. “Retratos hablados”, por su carácter comunitario, familiar e intimista, se constituye en un medio de provocación de estas memorias que son invisibles. Al mismo tiempo permite, desde la investigación, las prácticas artísticas y la producción de contenidos audiovisuales, explorar las posibilidades del uso de las imágenes para comunicar la experiencia del dolor entre individuos, posibilitando el surgimiento de una comunidad moral que cuestione la violencia.
Por Duvan Londoño Villada y Sara Eva Castro.
