Por Miller Rivera Rodríguez
Ana Mercedes Rivas Ramos era alegría pura. Eso se percibe mientras se escucha su historia en la voz de Karina Chala Rivas, sus anécdotas bonitas acompañadas de sonrisas continúan aflorando. Ambas, tía y sobrina, se sentían mucho más cercanas: “éramos como hermanas”.
Ana Mercedes llegó a los 18 años a Medellín, con la herencia inmaterial del nombre de su madre y muchas metas por cumplir. Guerrera, independiente, trabajadora, usó sus fortalezas para alcanzar sueños que le darían abrigo a sus hijos, Duván Andrés de 21, Camila de 18 y Santiago de 15. Quiso tener su casa propia para resguardar la unidad de su hogar y su familia. Cuenta Karina: “ella era una persona muy amplia, muy hospitalaria. Uno iba a la casa de ella y no sabía dónde ponerlo a uno. Las veces que nos reuníamos sabíamos compartir el momento”.
El 2 de febrero fue su cumpleaños. Karina rememoraba esos momentos que ahora también guarda en la memoria de su celular: “estos videos son para mí el mayor tesoro”. Como si Ana Mercedes acompañara con su energía el preciso instante donde sus recuerdos ahora son historias, sonó de fondo, en la casa vecina, la voz que amaba escuchar, Nelson Velásquez: “mira al cielo y te imaginas, que la alegría que ilumina el día se ha congelado, porque no te tengo…”. Con la maravillosa casualidad del momento, narra que el regalo para la celebración fue un concierto de los tantos de él a los que fue. “Moría por la música de Nelson Velásquez (…) En el cumpleaños estaba feliz, feliz. La risa de ella es inolvidable”.
“Sus amigos la recuerdan alegre y rumbera. Donde llegaba era muy sociable” cuenta su sobrina. Del mismo modo dice Lorena, amiga de Ana Mercedes que “era una persona que sin conocerlo a uno te mostraba mucho cariño. Ella lo hacía sentir a uno como si la conociera de años. Era muy cálida. Siempre tenía una sonrisa”. En virtud de su simpatía, hizo parte de un grupo (en Wathsapp) con personas de otras ciudades que no lograron conocerla físicamente, cosa que no impidió profesarles su risa y alegría. Ahora aquellas son palabras lindas que describen su forma de ser.
Con cada feminicidio el cuerpo social va desgastando su tejido, se deconstruyen redes fraternas entramadas alrededor de una mujer. No sólo Ana Mercedes ha sido víctima, su familia también lo es, sus hijos, sus amigos. Los lazos desunidos por su asesinato al igual que el de 13 más ocurridas en Medellín al cierre de mayo de 2020 según cifras del Observatorio Feminicidios Colombia, son un flagelo atroz que no debe seguir sucediendo.
Los trapos sucios ya no se lavan en casa
Morir en tiempos del “coronacoco” como Ana le decía, era uno de sus mayores miedos. Trágicamente, este se hizo real el miércoles 22 de abril a las 7: 40 de la noche. Pero no provendría de afuera por un virus, sino de la intimidad de su casa y a manos de su compañero sentimental.
Ciertas costumbres y expresiones de nuestra cultura son dañinas. El viejo refrán popular “los trapos sucios se lavan en casa”, por ejemplo, se ha convertido en cómplice de la violencia y el feminicidio en esa discreción que ha buscado proteger tal refrán. Así pues, detrás de la apariencia de numerosas “relaciones perfectas” se hallan mujeres con miedo a denunciar. Según cifras del Observatorio de Asuntos de Mujer y Género, con base en registros de la Policía Nacional, en el departamento de Antioquia se presentaron en 2019, 15.693 casos de violencia intrafamiliar, de los cuales 12.501 la víctima fue la mujer. El mismo informe indica que en Antioquia cada dos horas es violentada una mujer por su pareja.
Para enfrentar esta realidad se hace necesario el apoyo vecinal ciudadano por ejemplo, ya que la institucionalidad por sí sola no tiene la capacidad de atender la gran demanda de acusaciones. Para ello están disponibles la Línea 123 Agencia Mujer y el 155 línea de orientación a mujeres víctimas de violencia en toda Antioquia, que funcionan las 24 horas del día, los siete días de la semana. Es de resaltar que cualquier persona que presencie un acto violento puede instaurar una denuncia de forma anónima. Así también, la habilitación de dos líneas de WhatsApp: 3214677071-3053192872, para garantizar orientación psicológica a mujeres a través del proyecto Atención Psicojurídica de la Secretaría de las Mujeres de Medellín.
Para el fortalecer la protección de las mujeres, Dora Cecilia Saldarriaga concejala del municipio de Medellín por el Movimiento Estamos Listas, dijo que han hecho acompañamiento en los lugares donde se presentaron feminicidios, convocando la institucionalidad y los medios de comunicación para darle visibilidad a la tragedia e incentivar las acciones de prevención. Indicó además, que desde el control político se creó una comisión accidental sobre violencia contra las mujeres para hacer seguimiento a las denuncias e investigaciones y así activar mejor la institucionalidad. Por último, entre varias propuestas hechas por Estamos Listas para el Plan de Desarrollo, resalta la implementación de un software, expuso la concejala que: “muchos de los feminicidios previamente tienen denuncias o medidas de protección por violencia intrafamiliar (…) el software permitiría un mejor seguimiento y mayor claridad para prevenir en un alto grado los feminicidios”.
Si estas alternativas estuviesen en conocimiento y uso de la ciudadanía la tragedia de cientos de mujeres como Ana Mercedes Rivas Ramos, serían evitables. La consejera, por lo que también se caracterizaba decía: “hay que disfrutar cada momento porque cuando yo me muera voy a morir feliz”, pero le faltaron más momentos, más sueños, más risas, más felicidad.
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