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Emergencia climática: ¿atención o prevención?

Escrito por Lorena Tamayo Castro

El barrio Sinaí nuevamente es víctima de inundación, en esta ocasión por colapso del sistema de alcantarillado

A inicios de 2022 en el Sinaí hubo dos inundaciones por crecimiento y desborde del Río Aburrá, una historia que parecía un bucle con casi las mismas fechas de la inundación en 2021. Ante este hecho, desde la comunidad, se emitieron alertas tempranas a la Alcaldía de Medellín para buscar alternativas de prevención puesto que se identificó que en este periodo del año, generalmente se presenta este desastre. Sin embargo no se cuenta aún con una ruta o acciones emprendidas para esta realidad y cada lluvia es una preocupación para las y los habitantes del barrio.

El 1 de agosto de 2022, este hecho vuelve a ocurrir, con la particularidad de que ya no por desborde del río, sino por obstrucción en el sistema de alcantarillado, por lo que las familias más afectadas son las de el sector “los quemados” que está más alejado del río. Esto inició alrededor de las 7:00 p.m. El agua alcanzó hasta metro y medio de profundidad cubriendo casi la totalidad de las casas, lo que obligó a las personas a evacuar sus viviendas y resguardarse en lugares más altos del barrio hasta que la lluvia terminó. Hasta las dos de la mañana, y algunos hasta más tarde, el sonido que acompañó la noche fue el de los baldes sacando el agua de las casas. Colchones, mesas, mercado, juguetes, ropa y demás trastos salieron a flote, electrodomésticos dañados, lo único que quedó fue la vida.

Testimonio en audio

https://www.facebook.com/periodico.micomuna2/videos/1062948017923921

 

Los bomberos llegaron en la mañana del 2 de agosto junto con el Ejército Nacional para auxiliar a las familias, carros de Emvarias ingresaron para recoger escombros. Niñas, niños y personas adultas cargaron con sus pertenencias para verlas moler por el carro de los desechos, el ambiente nostálgico y las vecinas con mangueras lavando ropa para intentar recuperarla, lavando sus pisos, escaleras y paredes con marcas de pantano, alcantarillas destapadas, pies empantanados, rostros tristes y espaldas cansadas de barrer, sacar agua y cargar. La presencia institucional se centralizó, principalmente en la Sede Social donde se dispusieron a hacer un censo con las personas damnificadas para activar diferentes ayudas y rutas de atención. Los cuerpos cansados armaron una fila con documentos a la mano para ser parte del listado mientras sus demás familiares seguían escarbando entre lo que dejó la madrugada. También asistió el DAGRD, Derechos Humanos, la Personería de Medellín y otras entidades circulando por las calles y callejones. 

Entre todo, siendo ya medio día, otra de las preocupaciones estaba puesta en el almuerzo, en la alimentación. Para esto la Corporación Cultural Nuestra Gente, en compañía de algunas habitantes del barrio empezaron a gestionar un sancocho comunitario. Sacaron sillas y cuchillos para empezar a pelar el revuelto mientras la leña prendía fuego para hervir la olla con agua. Mientras la preparación, surgían anécdotas de cómo se empezó a escuchar el agua saliendo rebosante, de la tranquilidad del sector de la playa al ver que el río empezó a disminuir su cauce mientras una cuadra más al oriente empezaban a evacuar porque el nivel del agua cada vez estaba más alto, de las que salían a los balcones, las que llamaban a pedir ayuda, de las niñas y niños que, al salir de una obra de teatro en la Casa Amarilla, llegaban para encontrar su barrio inundado. 

El revuelto estuvo listo, el hueso y la carne ya estaban hirviendo, ya se habían llenado 2 carros de Emvarias y los bomberos estaban terminando de correr el pantano con mangueras alcanzando las 2:00 p.m. Las niñas y los niños hacían un juego entre el mojarse y las escobas. La incertidumbre de cuándo llegarán las ayudas, si habrá algo de comer en la noche, si tendrán que dormir en el piso y si la ropa se alcanzará a secar, permanecen. 

Cayendo la tarde, a las 5:30 p.m. la lluvia vuelve y las calles que empezaban a despejarse empiezan nuevamente a inundarse, las escobas se cambian por baldes para volver a sacar el agua y la angustia aumenta por la noche que les espera. 

El caso del Sinaí no es el único en términos de inundación, el barrio Playón de los Comuneros también se vió afectado por el desborde de la quebrada que separa la comuna del municipio de Bello. Aunque no fue una experiencia tan grave, las personas habitantes del sector también pasaron gran parte del día en lavar el pantano y recoger escombros que salieron de la canalización. Ante esto la pregunta como comunidad es ¿cómo se previenen las inundaciones en la Comuna 2 y en Medellín en general?

La necesidad latente está en la alimentación, elementos como colchones, trastos de cocina, ropa, zapatos y demás cosas de hogar que se perdieron casi en su totalidad para varias familias, sin embargo, esto no es lo único, necesidades como revisión técnica a electrodomésticos para intentar recuperarlos, atención en salud para las personas que estuvieron expuestas al agua contaminada, acompañamiento en salud mental, implementos escolares para las niñas y niños. Para esto la Sede Social permanece abierta para recibir todo tipo de donaciones y se ha generado un código QR para consignaciones:

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