La ausencia de espacios culturales y deportivos en la comuna 2, han propiciado que los habitantes de la 107 y sus alrededores vean en la estación Andalucía un sitio para el encuentro y el sano esparcimiento.
Cae la tarde, el sol se esconde tímidamente en el horizonte, permitiendo que sobre las paredes de los bajos de la estación del metrocable de Andalucía se dibuje la silueta de las personas que, poco a poco, llegan a habitar este lugar.
El escenario está dispuesto, con las luces de la ciudad titilando como cocuyos en la noche, a modo de telón. Las escaleras se convierten en graderías donde el público puede observar a grupos como Rugido Urbano, Jóvenes Unidos, Choquib Exotic, y Dance Dreams, que han tomado este espacio como alternativa para realizar sus entrenamientos y montar sus coreografías.
“Son alrededor de seis grupos que, entre todos, pueden sumar más de 50 personas, sin contar a los que juegan fútbol, voleibol, practican skateboard, niños y niñas con sus bicicletas, y las familias que acuden al sitio para acompañarlos”, comenta Sebastián Moreno, uno de los profesores de baile.
Katy es una madre que acompaña a su hija a los ensayos y resalta que “una de las mayores dificultades es que el espacio no es lo suficientemente grande para albergar a tantas personas, ya que los niños jugando, los perros y balones no permiten que se pueda bailar tranquilamente. Aun así, la armonía entre los grupos es buena; respetan los horarios y la ubicación de cada uno”.
Los bailarines manifiestan que, una de las dificultades que en ocasiones retrasa el proceso son los días lluviosos y la falta de conexiones eléctricas, porque, si se descarga un equipo, deben parar el ensayo mientras van a una vivienda cercana a cargarlo. Por lo tanto, uno de sus más grandes deseos es contar con una academia de baile comunitaria que esté equipada con espejos, conexiones eléctricas, donde puedan tener privacidad, guardar la utilería, vestuarios, y un escenario donde mostrar sus espectáculos.
Chehyner y Alan son dos jóvenes deportistas que también llegan a la estación en compañía de otros muchachos para jugar fútbol. Encontraron el lugar como una alternativa, ya que en el barrio cuentan con muy pocas canchas. Las que existen son administradas por el Inder, siempre están ocupadas y deben pedir cita para su uso. Uno de ellos comenta que la más cercana está en un hueco, sin iluminación, donde es habitual ver personas consumiendo drogas.
Debido a los pocos parques, zonas verdes, espacios culturales y deportivos, la estación Andalucía pasó de ser un espacio gris y frío utilizado para el consumo de sustancias alucinógenas y se ha convertido en el patio trasero, en el lugar de encuentro y recreación de todos y todas, aquí los artistas, deportistas, las familias, con sus niños, niñas y mascotas conviven disfrutando de los bailes y diferentes géneros musicales que allí se escuchan.
Por Hilda Elena Cañas Mesa
Fotografías Hilda Elena Cañas Mesa y Christian Álvarez López
Este texto hace parte de la Edición 97 – Ser Joven. Para ver la edición completa haga clic aquí.