Por Juan Esteban Gómez, abogado.
*Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son responsabilidad exclusiva del autor y no representan necesariamente la posición del Periódico Mi Comuna 2.
No sé por qué a los sectores tradicionales de la política de este país se les ocurre decir que “tenemos una de las democracias más envidiables y estables» de América Latina.
Parte de la democracia liberal consiste en garantizar la teoría de los pesos y contrapesos y la autonomía de las demás ramas del poder público, aún en estados de excepción. En tiempos normales, sin pandemia, el ejecutivo quiere incidir en las decisiones de la rama judicial y peor aún, intentó limitar su autonomía en el referendo de 2003, propuesto por Álvaro Uribe.
Además, mantienen intenciones de convertir el Estado Social de Derecho a un Estado de Opinión. Proponen una reforma a la » justicia» con un Tribunal único, es decir, suprimir las funciones de la Corte Constitucional, que entre otras cosas, ha protegido los derechos de las minorías periféricas tales como: el de las minorías étnicas, el de los grupos LGTBI, el derecho de los menores a tener una familia, incluso cuando los adoptantes sean parejas del mismo sexo, avanzar en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, etc.
Respecto al Estado de excepción y de emergencia que actualmente vivimos, ¿cómo se les ocurre seguir sosteniendo lo mismo?, en un país que no tiene un congreso en su función de hacer control político frente a los decretos expedidos por el ejecutivo y una rama judicial que no está prestando su servicio y que parte de su estrategia es esa, limitar el funcionamiento de las demás ramas del poder público para evitarse el control político.
Una democracia estable, tiene como condición la protección de los derechos fundamentales, pues en ese pacto le corresponde al Estado la protección y su garantía. Sin embargo ve uno que: el acceso a la administración de justicia no opera (acá la culpa no es de los funcionarios, sino de las deudas históricas que se tienen con ella), pese a que existe en letra muerta el acceso a la administración de justicia y la prevalencia del derecho sustancial. Por otra parte, expiden decretos que en nada se asocian con el principio de solidaridad consagrados en los artículos 1 y 95 de la Carta Magna, como por ejemplo el de arrendamiento o el salvavidas a los grandes grupos financieros, como se vio en el caso del decreto en el que se liberaba del riesgo de seguir pagando las mesadas de algunos pensionados del régimen de ahorro individual poniendo en jaque el régimen público.
Las administradoras de fondos de pensiones no logran satisfacer las demandas de muchas personas que básicamente están dependiendo de la resolución de si tienen derecho o no a sus prestaciones económicas, con el fin de poder recibir sus mesadas, sea por vejez, invalidez o sobrevivencia y que en momentos de cumplir una cuarentena obligatoria no tienen ingreso alguno, incumpliendo claramente el artículo 11, 48 y 53 de la Constitución y el objeto del Sistema General de Seguridad Social.
Esos mismos sectores políticos van y proponen la eliminación » temporal» (con medidas temporales existe el «peajito social» y el » 4 por mil») de las prestaciones sociales de los trabajadores en aras de «mantener los puestos de trabajo», va uno a la realidad, y la flexibilización del trabajo no ha generado más bienestar en los trabajadores, ni crecimiento formal del trabajo, sino que lo que hace es aumentar la brecha en la distribución de la riqueza. Recordemos que antes de la pandemia iban detrás de la «reestructuración» de las cajas de compensación. Todas esas medidas de corte neoliberal traídas en la apertura económica que no generaron el efecto esperado, ¿por qué no promover la industrialización del país?, acá existen grandes extensiones de tierras improductivas para diversificar la economía y dejar de depender del sector servicios, turismo y la economía extractiva.
Acá la propiedad no goza de función social, sino, no existieran esos grandes terratenientes con lotes de engorde especulando con la tierra cuando debería estar produciendo.
¿No les parece más bien que estamos cerca a un Estado Fallido? Tenemos más esas características: fracaso en lo social, donde no se garantizan ni los servicios básicos mínimos a un gran porcentaje de la población, hay altos niveles de corrupción, criminalidad, desplazamiento, el Estado no puede mantener la soberanía, que no es solo poner soldados, sino tener escuelas, hospitales y acceso a los servicios básicos, incluso en los lugares más recónditos. No sé, ayúdenme a descifrar por favor si es que yo no entiendo.