Mi Comuna Dos Periódico Comunitario
Uno de los principales objetivos del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) es planificar, orientar y administrar la utilización del suelo de nuestra ciudad. Este tiene como principio rector hacer de Medellín “una ciudad con una racional mezcla de usos que permita distribuir equitativamente en el territorio las actividades productivas, comerciales y de servicios, los equipamientos comunitarios y la vivienda”.
Actualmente, en Medellín existen cinco tipologías de usos del suelo: residencial, comercial, industrial, servicios y usos especiales (aquellos que requieren aprobación específica: salud, educación, vivienda).
La Comuna 2 es enteramente un sector con uso residencial, por lo cual carece de estructura económica plenamente desarrollada, solo se presenta comercio básico y servicios complementarios a la vivienda, especialmente por los principales corredores viales.
En el nuevo POT se formula una mezcla de usos en corredores estratégicos de la comuna como son la carrera 46 y calle 107, es decir, se permite actividades que se mezclan con la vivienda que contribuyan a mejorar la vida cotidiana, pues estas hacen posible el encuentro, el uso y disfrute de la calle y la ciudad.
La mezcla de usos controlada es también una eficiente política de movilidad para la comuna, ya que un número significativo de viajes que se generan para suplir las necesidades cotidianas de la población se hacen a pie en el mismo barrio y en las calles. Igualmente la mezcla de usos busca que todo quede más cerca, así en el mismo barrio se pueda encontrar comercio, servicios sociales y puntos de atención al ciudadano.
Por otro lado permitir una mezcla de usos del suelo también puede agudizar problemáticas en nuestros barrios: lo comercial y lo residencial en la misma zona. La razón radica en que muchas personas podrían perder la tranquilidad por el desarrollo del comercio, especialmente de establecimientos nocturnos que afecta la calidad de vida, debido al ruido y a las conductas insanas de personas que están bajo influencias del alcohol o sustancias alucinógenas.
Si bien Medellín es catalogada como una ciudad de mixturas, esto podría ser beneficioso siempre y cuando se regule el impacto en las viviendas. Sería muy importante establecer un control frente a las actividades económicas en función de sus impactos ambientales y urbanísticos, como el ruido, emisión de gases contaminantes e incrementación del tráfico.
Frente al tema de sana mezcla de usos, tenemos dos caminos: o la zonificación estricta donde se dice que determinadas actividades no pueden existir porque no hemos logrado aprender a convivir, o generamos una forma de reglamentación del uso que está basada en protocolos de convivencia ciudadana.
Desde el punto de vista tecnológico está resuelto el problema: si va a tener una discoteca, tiene que tener insonorización, si tiene un establecimiento con afluencia del público se entiende que está resuelto el problema de parqueos. Si vende licores, no puede darse que la gente llegue, abra la puerta y ponga un equipo de sonido. Eso es un tema que se ha tratado de reducir a un problema de prohibiciones a través de la norma urbanística y la dificultad no está allí sino en el comportamiento de las personas, en las soluciones tecnológicas y el control. Si combinamos estas tres cosas podemos avanzar hacia la sana mezcla de usos. Si no, nos toca devolvernos a la teoría de que no podemos mezclarnos ni en estratos, ni en uso, ni en ninguna otra cosa por la sencilla razón de que no sabemos vivir juntos.
Por: Wber Zapata
Especialista en Derechos Humanos
