¿Alguna vez has leído con los ojos cerrados? ¿Te has arriesgado a que sean solo los sonidos los que dibujen imágenes en tu cabeza? ¿Crees que en la oscuridad se puedan ver mejor las historias? El Teatro a oídas podría responder a estas preguntas; en él podemos cerrar los ojos y abrir la mente a la historia que se nos empezará a susurrar en los oídos, a los tonos de voz que también pueden ser gestos de los personajes que estamos creando.
Santiago Velásquez es Bibliotecólogo y estudiante de la Maestría en Ciencias de la Información, hace ocho años se dedica a la promoción de lectura. La metodología que hoy llama teatro a oídas la conoció cuando trabajaba en la Biblioteca EPM hace algunos años. Allí, Nelson Pérez, otro promotor de lectura, compartió con Santiago y algunas personas más varios de sus secretos sobre cómo hacer un “Teatro en la oscuridad”, una actividad que Nelson venía desarrollando de tiempo atrás y que, de hecho, todavía realiza. Esta actividad consiste, básicamente, en realizar una lectura dramática acompañada por efectos sonoros y sensoriales mientras los espectadores tienen los ojos vendados. Nelson inició realizando esta actividad con personas con discapacidad visual para generarles una experiencia de teatro, pero tuvo tanto éxito que empezó a hacerla también con personas sin discapacidad vendandoles los ojos.
Durante su tiempo en la Biblioteca EPM, Santiago y su equipo montaron y presentaron numerosas obras de teatro bajo este formato. Una vez dejó de trabajar en la biblioteca ubicada en el Parque de la Luces y empezó a coordinar el proyecto Bibliotecas de la Confianza siguió realizando obras de este tipo, ya que a él le “parecía una metáfora muy acertada de lo que es la confianza, cerrar los ojos sin saber qué va a pasar después”. Para él esta es otra forma de experimentar la literatura ya que desarrolla la imaginación y la agudiza en tanto quienes escuchan deben hacer un esfuerzo por recrear cómo son los personajes, los escenarios y los gestos únicamente a partir de sonidos y tonos de voz. Y esto tiene más valor si tenemos en cuenta que hoy en día no estamos acostumbrados a escuchar y a mantener la concentración por largos periodos de tiempo.
“Me interesé mucho por este metodología porque siempre estoy a la caza de estrategias para atraer a la gente a la lectura y propiciarles experiencias estéticas, es decir, propiciarles encuentros con la belleza, y por esto último me refiero a que se sientan conmovidos y atraídos por el mundo y sus misterios. En este sentido, siento que esta forma de leer, además de procurar experiencias bellas a los espectadores, tiene la virtud de convocarlos para que sientan deseos de hacer cosas similares, o sea que busquen sus propias lecturas y decidan montar sus propias obras de teatro. Yo creo que el mayor logro de un mediador o formador es motivar a la gente a la creación”. Afirmó Santiago.
Darle vida a la lectura de esta manera es tan enriquecedor para quienes escuchan como para quienes leen en voz alta, es un momento de comunión, es una forma de ampliar la experiencia de lectura individual.