Margarita Isaza se levanta todos los días a las 6:00 a.m. Toma una o dos tazas de café y un baño de agua fría, eso es lo que necesita siempre para iniciar un día productivo entre telas, retazos, cremalleras y viseras. Ella, al igual que muchas otras mujeres que habitan la Comuna 2 – Santa Cruz, es jefa de hogar. Por eso cose finamente, con variados hilos, los tapabocas antifluidos de diversos diseños y colores que con sus hijos intenta vender para poder sostener a su familia y tener a diario la comida durante la cuarentena.
Su negocio se transformó, la situación actual a causa del COVID-19 la obligaron a suplir de otras formas sus necesidades. Antes de la contingencia, Margarita vendía ropa infantil por la aplicación de Instagram con el usuario de @midalukids el cual era muy próspero, pero al observar la situación y su falta de ventas, no le quedó más remedio que renovar su negocio y su forma de distribución. Por tal razón, indica que hace estos tapabocas con precios accesibles “yo los vendo a dos mil pero la competencia es muy dura” señaló. Su principal punto de venta es su casa.
De la misma manera, muchas mujeres han tenido que modificar su labor y formas de sustento debido a la cuarentena. Según el Plan de Desarrollo Local (PDL) de la Comuna 2, el 48,16% de las mujeres que habitan la zona son jefas de hogar, las cuales se han destacado a lo largo de los años por sacar adelante, con sus proyectos y trabajos, a sus familias y velar por el bienestar de cada uno de los miembros que las componen.
Piedad Cárdenas, habitante del barrio La Frontera, pasa los días de confinamiento entretenida con las manualidades que tanto le gustan, como pintar y decorar “en este momento estoy forrando un espejo con tapas, de esta manera trato de despejar la mente” dijo. Ella y su familia, conformada por dos hijos y dos nietos, pasan por dificultades económicas como muchos de los vecinos que habitan este territorio, comenta que la mayoría de los días solo tienen dos comidas en el día, “nos levantamos tarde y hacemos el desayuno, por hay al medio día, y ya después tipo cuatro o cinco de la tarde almorzamos y ya con eso hasta el otro día para que alcance la comida”.
Por su parte, Cindy Chavarría habitante del barrio Pablo VI, también tuvo que generar nuevas estrategias para poder tener un sustento para su familia, pues es mamá de dos menores de edad y también de ella dependen sus padres, que son adultos mayores. Su trabajo ha sido en una tienda escolar de la comuna, pero al ser cerradas las instituciones educativas, subsiste haciendo y vendiendo por encargos arepas y fritos. “yo hago un préstamos para el plante, luego entrego los encargos, pago las deudas y ya las ganancias para la comida de mi familia”, afirmó.
Las mujeres cabeza de hogar están pasando por un proceso de cambio constante en compañía de sus seres queridos, en donde intentan redescubrirse a ellas mismas, a sus negocios, tareas de hogar y además actividades de otras formas; Dora Restrepo, habitante del barrio La Frontera, busca ayudar y acompañar este cambio de otras mujeres, hoy, desde su casa, creando talleres por medio de las redes sociales con el apoyo de sus dos hijas, para empoderarse y hacer valer la importancia de su género. Antes de la cuarentena estos talleres se hacían de forma presencial con la Corporación las Sabinas y la Mesa de Derechos Humanos de la comuna.
¡Lo que necesites está aquí, en nuestra comuna! ¡Visitalo!
Por Camila Cifuentes y Sara Escobar