Giovanni Bejarano, talento y proeza del deporte, ha encontrado en el fútbol una utopía, la cual le ha permitido caminar logrando diferentes reconocimientos como ser elegido por su buen rendimiento deportivo en el equipo COSDECOL que lo llevó a Estados Unidos.
Rueda el balón en el barrio, por las aceras y callejones, rueda por las canchas improvisadas y también en las planchas. El balón se ha convertido en el mejor amigo de Giovani, en su utopía, por eso entre más lejos lo patea, más sueños y anhelos aparecen por alcanzar.
Giovani Bejarano es un joven de 19 años nacido en Medellín-Colombia, procedente de una familia humilde, toda su niñez y parte de su juventud la vivió en la Comuna 2, a pesar de las dificultades, problemas, falta de oportunidades, la ausencia de la figura paterna y el contexto social complejo, ha logrado mantenerse en su sueño, impulsado a seguir luchando para superarse y brindarle una mejor calidad de vida a su familia.
Su mamá, Doña Yesenia Bejarano, pensando en el futuro de su hijo mayor decide inscribirlo a un club deportivo “para mantenerlo alejado de las drogas, malas compañías y de los malos vicios de las calles, le formé con principios y valores para que pudiera afrontar las decisiones de la vida, el papel de una madre es trascendental en la vida de un hijo” expresa.
El fútbol, el balón y el deporte es su mayor pasión, se ha convertido en unas de las razones fundamentales de su vida, inició su trayectoria como futbolista a los 5 años de edad, luego participó en el reconocido torneo Pony Fútbol representando el equipo de Villa del Socorro y sin tener mucho éxito fue transferido al Club Deportivo COSDECOL.
Comenzó su formación profesional en el equipo Acevedo F.C y luego jugó liga Antioqueña con COSDECOL, este club deportivo tiene un proyecto que envía jóvenes cristianos para el extranjero, dándoles la oportunidad de jugar al fútbol y de aprender otro idioma, por esta razón y luego de tres años, se le dio la oportunidad de viajar a los Estados Unidos, al ser elegido entre 2000 jugadores que tiene el club.
Esta elección lo conduce a considerar que todo esto fue una bendición divina, Giovani menciona “Solo un milagro de Dios lo podía hacer y Dios me mostró que por medio de la fe, la confianza en Él y el trabajo duro todo es posible, la disciplina siempre tiene su recompensa y esto fue lo que me pasó”.
Al encontrarse en Estados Unidos explica reconoce que “es difícil llegar a un país donde no conoces a nadie, donde se habla un idioma diferente, sabiendo que tu familia está a kilómetros de distancia pasando difíciles situaciones económicas, luchando para apoyarme en mi sueño, pero allí es cuando empiezas a extrañarlo todo: tu familia y amigos, el barrio y la ciudad”.
Este sueño es compartido, por esa razón su madre ha tenido que hacer sacrificios para apoyarle, entre esos tenerlo lejos de su casa, de sus seres queridos y aferrarse a la tecnología para comunicarse. Trabajar fuertemente en la empresa para tener subsistencia y poder brindarle mejores oportunidades a Giovani y a su hermana, con todo esto ha logrado sortear las dificultades y seguir adelante para que sus hijos sean grandes personas.
Ahora el balón rueda en otras tierras, en otros aires, en otras canchas, así como ruedan los sueños de Giovani con grandes proyecciones en lo académico y deportivo. Sabe que es un referente para muchos jóvenes en esta Comuna, que a pesar de las dificultades y las pocas oportunidades es posible seguir creyendo en los sueños porque “solo teniendo fe en Dios y disciplina se logra sobreponerse y avanzar a lugares que solo es posible bajo ese nivel de convicción en los sueños” concluye.