Mi Comuna Dos Periódico Comunitario
El legendario concierto Live Aid, realizado el 13 de julio de 1986, congregó una constelación de estrellas del rock en el mítico estadio de Wembley en Londres, Inglaterra, y simultáneamente en otras ciudades del mundo. Aquella memorable fecha marcó la historia para siempre y desde entonces en su aniversario se celebra el Día Mundial del Rock.
Epifisis Band surgida en la Comuna 2, se conformó en Casa Lesmes, una sala de música del barrio Santa Cruz, y que antes que músicos prodigiosos son proyecto sonoro de amigos donde se percibe la buena energía y las ganas de tocar juntos canciones eternas. Es una de esas bandas rockeras que continúan perpetuando el legado de varias de aquellas voces, solos y riffs de guitarra, bajo y batería, que sonaron hace 35 años en el mítico concierto ante más de setenta mil personas en el estadio y 1.900 millones por T.V alrededor del mundo.
Al definir la identidad de una banda, el nombre lo es todo: “Nació de nuestra vocalista. Ella es fisioterapeuta, y entre todos aportamos (acá no hay jerarquía) y vimos que lo más acertado era este nombre que tiene 2 connotaciones”, cuenta Walter Pérez, baterista y “papá de la banda” como él se define por ser el ‘vieja guardia’ del grupo. A la interpretación de cada lector queda la metáfora de su nombre, ya sea porque así se llama una glándula del cerebro o una parte de los huesos como lo representa el logo del grupo.
Como proyecto musical las miras son a componer canciones propias y ser un híbrido entre tocar covers de clásicos del rock y el heavy. Esteban Hurtado, guitarrista líder o “Hans” como le dicen en la banda, entiende esta visión y ya tiene en su repertorio Hijos de la nada, composición con la que propone una crítica al cómo las personas han asumido el avance de la tecnología y su dependencia a ella. Pasó de ser rapero a metalero, con una destreza en la guitarra que reconocen quienes lo han visto tocar. “Él es un gran músico y guitarrista con trayectoria en la escena. La idea era que él iba a tocar un tiempo, nos iba a apoyar, impulsar, nos iba a hacer coger cancha pero entonces a Hans le gustó el ambiente, el proyecto y se quedó”, recuerda el ‘papá’ de la banda.
Cristian Becker Guerra es el bajista en Epífisis, le aporta la cuota académica al sonido desde su formación en escuelas musicales. De pura coincidencia, cuenta Hans, llegó a la formación porque él, apasionado por la guitarra, no quería tocar el instrumento de las cuatro cuerdas: “Al verlo en el ensayo le dije, vea, toque usted el bajo”. Por muy improvisado que fuera el inicio, el proceso no lo fue, y ahora ensayo tras ensayo van afinando la legendaria relación entre guitarra y bajo en la historia del rock.
La voz, uno de los elementos más identitarios de una banda, como Freddie Mercury con Queen o Axl Rose con los Guns, o si hablamos de mujeres Joan Jett con sus Blackhearts. De esto está a cargo Natalia Restrepo Múnera, es la irreverencia desde el tono que le da en Epífisis gracias a su técnica como ella se reconoce, dándole estilo propio a canciones y vocalistas diversos del rock and roll. “Busco cómo es la interpretación, cómo es la técnica vocal, el origen, el nombre de la banda, y de la que más me siento identificada es de quien estudio. Para mí es un reto pero también a veces hay canciones que me digo: No, yo no quiero esa canción”.
Juan David Vélez fue el último en integrar la banda, retomó la senda del músico con la guitarra hace cinco años cuando antes otros proyectos ocuparon su vida, pero el rock siempre estuvo ahí. Confiesa que es el único rockero de su familia y tuvo que lidiar con que le botaran los CDS de música porque era “satánica”, decían. Ahora hace parte de otra, donde la vida lo juntó y le permitió elegir una donde comparten su pasión.
Epífisis Band tiene trayectoria, cuentan, entre otras anécdotas, cuando fueron invitados a un festival de punk en el barrio Buenos Aires: “Nosotros fuimos la cuota diferente del evento porque era un festival de punk. Realmente fue bacana la experiencia porque estábamos rodeados de punkeros y con muchas bandas clásicas de la escena. La gente se la solló mucho y a lo último se acercaba a decirnos que sonábamos muy bien”.
