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¿Cómo ha cambiado nuestro lenguaje con la aparición de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s)?

El lenguaje sufre cambios como cualquiera de nosotros. Nuevas expresiones aparecen y otras tantas caen en desuso. Las TIC’s han ocasionado en gran medida, el incremento desmedido de términos y maneras de comunicarse.

El crecimiento acelerado de las TIC’s, sin duda alguna ha generado un acercamiento entre los que nos encontramos geográficamente alejados de nuestros seres queridos o potenciales clientes y socios. Sin embargo, ese vínculo que logramos establecer o restablecer, ya sea afectivo o laboral, no es lo único que hemos obtenido de los dispositivos que nos permiten el acceso a aplicaciones de voz y texto a través de Internet.

A partir del uso de las TIC’s hemos logrado incorporar a nuestras vidas una serie de prácticas en nuestra conducta profesional y personal que indiscutible e inevitablemente, inciden de manera particular en nuestra comunicación interpersonal, llevándonos a adoptar y adaptar un lenguaje acorde a lo que pasa a nuestro alrededor.

De ahí que no es difícil (y cada vez es más cotidiano) ver personas que en lugar de conversar para concertar una cita de trabajo, se envían mensajes instantáneos por diferentes aplicaciones instaladas en dispositivos móviles.

Guillermo Molina, Arquitecto y Docente universitario, es de aquellos nostálgicos que evalúan la actitud de aquellos usuarios que “viven en la nube”, conectados a cualquier artefacto. No obstante, reconoce que está en desventaja “porque mucha de la información que se da en la inmediatez que tenemos que sufrir no la recibo”.


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Y es que en las últimas décadas el verbo “chatear”, por cualquier medio, no es solo una adición a nuestro vocabulario, sino una nueva forma de relacionarse. Por otra parte, el poder conectarse fácilmente a internet y la telefonía celular posibilita no sólo un aumento de las modalidades de comunicación, sino también una transformación en el lenguaje que usamos para comunicarnos. Es normal hoy en día, escuchar expresiones como: “Te mando un whatsapp”, “Loguéate” o “Si no sabes qué es puedes guglear el término”…

De este modo, la posibilidad de comunicarnos en cualquier momento y de compartir contenidos rápidamente también ha generado la aparición de palabras con la que nos hemos acostumbrado a convivir y que para las generaciones anteriores, seguramente son difíciles de entender: “Ella es una bloguera que cuelga informes sobre el estado de las vías y los problemas de orden público, basándose en los tweets y las tendencias de sus followers”.

Con el acceso a la web, los teléfonos inteligentes, los dispositivos móviles y las redes sociales, el lenguaje se ha visto obligado a adoptar los términos mencionados anteriormente y las autoridades competentes (en este caso de la Real Academia Española) han sentido la necesidad de actualizar las ediciones del diccionario, sumando términos que son exclusivos del mundo tecnológico.

Algunas palabras del mundo de las Nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación que en 2012 fueron aceptadas por la Real Academia Española, fueron:

Bloguero, ra: persona que crea o gestiona un blog.
Chat: (Del ingl. chat; propiamente ‘charla’) Intercambio de mensajes electrónicos a través de internet que permite establecer una conversación entre dos o varias personas.

Según un estudio de la Fundación Telefónica, llamado “Identidad digital: el nuevo usuario en el mundo digital”, se evidencia que no se trata de respuestas encasilladas en “bueno” o “malo”. Sencillamente es un proceso de cambio social, dado el “avance de la digitalización de las actividades de los ciudadanos y su migración hacia el medio online: se trabaja, se aprende, se compra, se vende, se llevan a cabo reuniones, se ven contenidos audiovisuales, se escucha audio, se invierte, se crea, se vota, se realizan donaciones…”, otro modo de convivir que necesariamente requiere adaptaciones y que nos obliga a cuestionarnos como usuarios.

Por Diana Paola Mesa

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