“Nosotros mismos nos estamos perjudicando. Sabemos que no hay que tirar escombros ni colchones a la quebrada, pero seguimos haciéndolo” Manuel Rincón, Coordinador del Comité de Gestión del Riesgo de Desastre en la comuna 2.
La voz de Don Manuel, con más de 25 años de experiencia atendiendo emergencias en la Comuna 2 Santa Cruz, resuena como un eco de advertencia. Mientras algunas personas creen que los fenómenos climáticos que estamos viviendo son solo algunas etapas de lluvia pasajera, para él, significa altas posibilidades de riesgo de que ocurra alguna inundación, deslizamientos o aludes.
El Panel Interbarrial de Cambio Climático lo dice con claridad: “la crisis climática ya no es una amenaza futura: es una realidad cotidiana en los barrios populares” la crisis climática impacta con cada vez más fuerza el Área Metropolitana, desde las temporadas de lluvia cada vez más intensas y fuertes olas de calor».

Las limpiezas periódicas de quebradas evitan desbordamientos, pero no eliminan el riesgo. “El cambio climático ya lo sentimos en el barrio” Narra Manuel, mientras nos cuenta cómo algunas quebradas han sido intervenidas; donde en algunas ocasiones se ha canalizado tramos, reubicando familias y se han realizado limpieza de cauces. Sin embargo, la emergencia persiste. Señala Manuel, que “la gente sabe qué es lo que no se debe hacer en las quebradas, pero no lo hacen” la comunidad en su cotidianidad sigue tirando colchones, muebles, papeles y escombros en las quebradas.
Mariela Castrillón, habitante del barrio Andalucía desde hace 53 años, nos cuenta desde su experiencia cómo se vive la crisis climática; “Mire que ahora estamos que no sabemos cuándo va a llover, cuándo va a hacer sol. Y las mamás de uno y hasta una misma, sí, sabían: ‘enero soleado, febrero soleado, marzo más o menos, abril y mayo era tal cosa, en agosto eran los solazos’. Y ahora no. Y ahora eso no… nadie atina a nada. Es horrible.”
Al mismo tiempo, se pierde la práctica del convite, “antes los vecinos nos juntábamos a barrer, organizar el puente o limpiar la quebrada. Ahora todos esperan que lo haga el Estado”, lamenta Mariela
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Desde 2022, las organizaciones comunitarias han exigido a la Alcaldía la declaratoria de emergencia climática, una medida que debe garantizar acciones reales de prevención y mitigación. —Si bien en mayo del 2025 el Concejo de Medellín informó que “se destinarán $63.439 millones de pesos para la atención de la emergencia ocasionada por las lluvias en la ciudad”— estas inversiones no pueden quedarse en la reacción, sin garantizar estrategias de adaptación sostenidas en el tiempo. El Panel Interbarrial nos recuerda que “la crisis climática no reconoce fronteras, pero sí afecta más fuerte a quienes tienen menos”.
A la fecha, se encuentra activo el Comité de Gestión del Riesgo de Desastres de Don Manuel, aunque se espera que las Juntas de Acción Comunal creen sus propios comités. Sin embargo, una de las acciones más profundas esta en reconstruir la conciencia colectiva, porque, como dice Manuel, “No es solo el aguacero, somos nosotros mismos los que ayudamos a que las emergencias ocurran”.
Por Rodrigo Aristizábal