En un medio de transporte como las motocicletas, es fundamental el uso del casco. Rubén Quintero y Alberto Duque, habitantes de la comuna, comparten sus testimonios como conductores e invitan a usar el casco constantemente, puede llegar a salvar la vida.
Rubén Quintero es un habitante de la Comuna 2 y cuenta desde su experiencia, cómo su casco le salvó la vida. En una ocasión, mientras se trasladaba del trabajo a su casa en horas de la noche, en un sector de Itagüí se encontró con un resalto, que según parece, muchos vehículos que transitan por allí ignoran y pasan de largo, “como yo lo conocía muy poco, frené para pasarlo y el carro que venía detrás iba muy rápido y me llevó por delante”, Rubén cuenta que cuando cayó, todo el impacto lo recibió en la cabeza y que lo único que recuerda es el casco muy dañado. Al llegar al hospital los médicos me expresaron que pudo haber muerto, “lo que me dijeron fue que si no hubiera tenido el casco me hubiera matado, tuve una desviación en la mordida, perdí un diente y pasé dos meses de incapacidad, una fractura de mentón”
Rubén recuerda que ocho días antes del accidente había tenido otro, no tan grave porque su casco impidió que lo fuera, “un vehículo marcó el pare en una calle de doble vía para que pasaran los demás carros, el solo miro en un sentido y yo arranqué, choqué contra él de frente, ahí también me salvó el casco”. Después de estas anécdotas, invita a las personas que tienen motocicletas a hacer uso constante de este implemento de seguridad: “cuando uno tiene un vehículo, uno tiene que ser consciente de que cualquier cosa le puede pasar, nadie está exento, le puede pasar en el trabajo, por la casa, donde sea”.
Adicionalmente, Rubén hace la aclaración de que para mayor prevención, se debe contar con un buen casco, puesto que algunos no son tan seguros, “hay cascos abatibles, pequeños, muy cómodos pero no brindan seguridad porque no protegen la cara, uno debe usar un buen casco que proteja todo”.
Alberto Duque, también habitante de la comuna, recuerda que desde 1982, a partir de su oficio como electricista que le exige viajar constantemente para hacer instalaciones, tanto en la ciudad como en otros corregimientos, tiene motocicleta y desde entonces ha hecho uso del casco, incluso desde antes de ser exigido por norma de tránsito.
“Hay que buscar un casco de material fino y que le cubra toda la cabeza para que no le pase nada, es mejor comprar uno costoso porque a uno le puede salvar la vida”, dice don Alberto como consejo a los motociclistas de nuestra comuna, por más corto que sea el recorrido en el vehículo, en cualquier lugar ocurre un accidente, incluso en la esquina de la propia casa, “nadie está libre de un accidente por más cerquita que vaya a ir”.
Don Alberto cuenta que en tantos años nunca ha sufrido un accidente de tránsito, pero si le ha tocado presenciar muchos y en estas experiencias se ha reafirmado la importancia del casco, puesto que en estas ocasiones ha sido la salvación, “definitivamente la defensiva de uno es el casco”. Él recuerda una anécdota que le causa mucha gracia pero que se convierte en enseñanza: “una vez me fui para un restaurante y me bajé de la moto, me senté y apenas me trajeron el plato me acordé que todavía tenía el casco puesto, estoy tan acostumbrado a tenerlo puesto que ya hasta se me olvida, ya es parte de uno, el casco se debe volver parte de uno”, concluye don Alberto entre sonrisas.