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Vivir, trabajar y respetar la diversidad: un acto de voluntariado

Sebastián Arenas Grisales, voluntario en la Mesa Diversa, líder y activista de la Comuna 2, es el ganador del Premio Nacional de Voluntariado Juvenil, en la categoría democracia DD.HH y convivencia.

Bajo el blazer negro, doblada como si fuese el pañuelito de un aristócrata, Sebastián porta su bandera LGTB con el propósito de ondearla en la Casa de Nariño, donde le condecoran como ganador del Premio nacional de voluntariado Juvenil.  La Guardia Presidencial no le deja ingresar su bandera, sin embargo, él está allí por llevar en su corazón la defensa de sus derechos y los de otros seres diversos, tanto en la Comuna 2 como más allá de todo límite territorial o barrera. 

Semilla para la participación diversa

Sebastián creció en una familia de clase media-baja, en la Medellín asediada por la violencia paramilitar. Su vida fue marcada cuando asesinaron a su hermano; hasta entonces él había sido un niño mimado, de carácter delicado, femenino, al que le hacían matoneo en el colegio, después del suceso se volvió un tanto agresivo. Recuerda haber sido representante de los estudiantes, cargo en el que conoció a Christian Restrepo quien, años más tarde lo invitó a ser parte de la Mesa LGTB de la Comuna 4.

Tuvo un conflicto interior para participar de la Mesa; a raíz de los estereotipos y formación familiar no se sentía bien consigo mismo, y como manifiesta: “si no estás bien en tu mismo ser, no vas a lograr cosas hacia afuera”. Trabajó primero en aprender sobre procesos comunitarios sin esperar una remuneración se estudió y aprendió de diversos grupos poblacionales.

En 2013, año en donde los índices de violencia contra la población LGTB estaban disparados en la comuna y ciudad, un estudiante de ingeniería química de la Universidad de Antioquia, un marica conoce a un grupo de jóvenes LGTB que resisten en la periferia. Sebastián comenzó a participar de la Mesa de la Comuna 2 y conoció a Fausto Arroyave, con quien generó una buena relación y en una salida pedagógica creció la semilla del amor. Por ese tiempo, “no veían que nos mataban por ser homosexuales, sino por maricas”, manifiesta Fausto aludiendo a una problemática de trasfondo que existía en la ciudad tanto en lo cultural como en lo público; crisis determinante para que Sebastián se decidiera a dejar ingeniería para estudiar administración pública.

Ese primer año en la Mesa apoyó la Muestra Cultural Medellín Florece, certamen que se realiza hace 15 años en la Comuna, tras lo cual fue llamado del Concejo para invitarlo a compartir su mirada desde la diversidad sexual y de género para actualizar la Política Pública de Juventud; factor determinante en la consolidación de un discurso íntegro desde la diversidad como una estrategia integral de respeto al ser humano y su dignidad.

En el 2014 Sebastián tenía 19 años y estaba trabajando en la Política Pública con el Consejo Consultivo; participaba en la organización de la marcha LGTB de la ciudad; se enfocaba, junto a Fausto, en la constitución legal de la Corporación Stonewall y, estaba en el nacimiento de la Red Alianza Social LGTBI de Medellín.

Desde entonces sus preguntas individuales se han transformado en una apuesta por lo colectivo, como dice parafrasear al Che Guevara. Su objetivo ha sido generar transformación en el territorio desde el ejercicio de la administración pública: o como diría Fausto “Sebas es una combinación entre un ser profesional que es muy estricto desde la responsabilidad, tiene un carácter así, pero sin duda le pasa por las venas los dolores comunitarios, es muy sensible frente a las situaciones que se encuentra, lo permean profundamente”.

Un joven de la Comuna 2 en la Casa de Nariño.

Debido a la premura de la Marcha del Orgullo Gay, Fausto tuvo mucha presión para el envío de la postulación al Premio Nacional de Voluntariado Juvenil de Sebastián a tiempo. Sentían que no tenían muchas posibilidades de ganar. Los momentos posteriores a la publicación de los resultados ninguno de los dos podía creerlo, comenzaron a preparar esos breves minutos con el Presidente.

En ediciones pasadas, los ganadores se iban a recorrer América Latina, sin embargo, este año se asignó a los ganadores el rol de anfitriones en el One Young world, la cumbre de jóvenes más importante a nivel mundial, realizada en Bogotá.

Actualmente, su labor se ha expandido más allá de los límites del territorio con la Red Alianza social LGTB que hoy se extiende a 23 municipios de Antioquia. También se propone llevar su labor fuera del país para intercambiar experiencias. Se le ve cansado, pero soñando en grande y luchando, pues “hay que vivir la vida intensamente. Ya tendremos tiempo para descansar cuando nos muramos” expresa.

Los criterios para la evaluación fueron innovación, impacto y sostenibilidad, alcance y proyección social.
La categoría democracia, DD.HH fue la que más propuestas recibió..
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