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Si no participas, no exijas derechos

“Si no exiges derechos, no eres sujeto”. La participación es un elemento fundamental dentro de la medición del índice de desarrollos humanos, ya que significa que haces parte de una sociedad con el fin de alcanzar una vida digna.

Este proceso lo vivió una mujer que me compartió su experiencia luego de participar en un proceso de formación política, en el cual se percataba que sus derechos eran vulnerados constantemente por su pareja, quien la maltrataba, la presionaba económicamente y le prohibía salir de la casa sin su autorización. Ella, al terminar el diplomado, se cuestionó, se encontró con otras mujeres que padecían similar situación pero que habían decidido hacer algo, y luego de contarme todo lo anterior, concluía que se había hecho respetar.

Los derechos han sido una lucha continua y dependiendo del contexto o época se amplían  siempre con el fin de buscar darle garantías al ser humano. La participación se inscribe en los derechos de primera generación porque competen al ser humano como un individuo con derecho a nacer, a tener una nacionalidad, a organizarse y pensar libremente, ente otros.

Por el hecho de pensar diferente, mujeres fueron quemadas por la iglesia. A la comunidad afro, como lo planteaba el cantante de reggue Bob Marley en su canción “Bufalo Soldier”, no la dejaban hablar en los campos agrícolas en los cuales eran esclavos porque de esta manera podían organizarse y exigir sus derechos, por este motivo, cantaban para comunicarse entre versos y confundir a sus patrones. Otro derecho que tiene su historia de lucha es el del voto. Hay relatos tanto de hombres como de mujeres sobre el tema, pero uno que lo narra recientemente es la película Selma, actual ganadora del Oscar a mejor canción y la cual cuenta una parte de la historia de Martín Luther King, quien liderando su movimiento de la no violencia logró garantizarle a la comunidad afroamericana su derecho a votar sin restricciones.

Sin embargo, las luchas por los derechos no terminan. Para alcanzar que las jornadas laborales fueran de ocho horas, que las mujeres pudieran entrar en chanclas y no descalzas a la fábrica de textiles Frabricato, que lograran tener derecho a una herencia y poder acceder al estudio no solo primario, sino también superior, generó que todos y todas participaran y se organizaran.

En la actualidad, el agua  y el salario mínimo vital para vivir, han sido reconocidos como derechos humanos pero no se harán realidad en nuestro país si no se participa.

Los gobiernos actuales tanto nacional y local, le apuestan a una participación pasiva, que consiste en no exigir y estar satisfecho con que la ciudadanía desconozca los mecanismos para reclamar los derechos plasmados en la constitución.

Una prueba de ello es la encuesta nacional sobre cultura política realizada en el 2008  por el Departamento Nacional de Estadística –DANE- que ratifica que luego de más quince años la ciudadana desconoce los mecanismos de participación. Según la encuesta, solo el 60,66% conoce el referendo,  45,67% la consulta popular, 32,13% la revocatoria de mandato, el 25,97% el plebiscito, el 22,15% el cabildo abierto y el  17,23% la Iniciativa popular legislativa y normativa.

De todas formas y a pesar del contexto de desinformación y falta de formación, el hecho que una persona empiece a participar, es síntoma que está a un paso de organizarse en un grupo y pensar un ideal de sociedad.

Por Carlos Montoya

participación y derechos articulo

 

Ilustración por Freddy Leal

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