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Las mismas cuatro paredes

Por Daniela Uribe Naranjo
Joven del corregimiento San Cristóbal

I
“El problema
con las cuatro paredes
y la cama vacía
es que te obligan a mirarte de frente
y no es en el espejo.

Si estás sobrio,
se encuentra el cuerpo
con la mente y la consciencia,
la gente no soporta eso: existir
cómo se supone debemos existir
es imposible y aún molesta.

Alinearnos para la paz
concentrarnos
para no provocar
gritar
llorar
dejarse arrastrar
y pelear
pelear mucho consigo mismo
y así vivir de verdad”.

II
“Una burbuja en mi pecho,
no respiro bien.

De agua
jabón
o plomo.

Infinita pesadez
la espalda lastimada
el estómago como bomba,
acero incrustado
entre costilla y costilla.

El aire no me alcanza
cuerpo como enemigo
vómito centrífugo
con el diafragma tensionado.

La columna tensa
boca cerrada
y el encierro acumulado”.

III
“No entiendo nada
somnoliento
siempre a medias
sin descanso
la mente continúa trabajando
mientras desgarra el rostro.

Los huecos como ojos
mejillas vacías
y el gris muerto regresa.

Todo se junta en la cabeza
las noticias
los deberes
el encierro
las malas caras
y el frío muscular
porque el sol no calienta lo suficiente.

Cansancio sin mover un dedo
parpadeos rápidos
concentración en el techo
los árboles se mecen suave
y yo con ellos.

Voces lejanas
el desespero en la mandíbula
respiración cortada
y la habitación en llamas”.

IV
“Ojos estáticos
sin expresión
la máquina adherida
el hombre en la era moderna
el hombre en la contemporaneidad
como ramificación
como uno solo
unidad difícil de separar.

Los túneles averiados
dolor pasajero que luego se queda,
la espalda partida.

El trabajo se apila
incluso en la cama
con la luz apagada
ojos bien abiertos
piel marchita
y las vueltas incesantes
en corredores con notas mentales”.

V
“Distracciones.
Minutos lentos
la mirada perdida
del frente en escalas de verde
al techo de madera,
de las paredes lilas
a las baldosas manchadas.

Alguien murmura constantemente,
¿por qué nada es retenido
y debo contestar a una pregunta
que no recuerdo?

Me desespero
la silla incómoda
el tórax vacío.

No me hallo
en este rincón mío
donde se supone
nadie más debe entrar
y aquí está toda la clase”.

VI
“Retener
o agitar la mente.
Ruido lejano
transe necesario
el cansancio ansioso
que no soporta una palabra,
calor repentino
por el grito atascado
en las cuatro ventanas cerradas.

Es una jaula.
Claustrofobia
en un lugar amplio
la luz que no enfoca
cosquilleo bajo el estómago.

Tomarse del pelo
recitar improperios
mientras se devanan los sesos”.

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Autora: Daniela Uribe Naranjo

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