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Misión: llegar a cada rincón de la comuna

Para claudia Marcela Londoño ser la coodinara de distribución de los diez mil ejemplares que mes a mes edita el periódico MI COMUNA DOS es una tarea de mucha responsabilidad, porque no basta con tener una agenda temática interesante, realizar la reportería con todo el profesionalismo, escribir buenas historias, ilustrar las páginas con buenas fotografías, diseñar el  periódico para que luzca atractivo, moderno y que invite a la lectura… Si el periódico no le llega a quien debe llegar: a ustedes nuestros lectores.

Marcela Londoño, asumió este compromiso en enero de 2010 y afirma que ésta es una tarea de mucha responsabilidad, la cual a veces no es fácil, pero con mucha pasión y método y el compromiso del equipo de distribución hacer esta labor, “que parece simple y una tarea menor”, no sería posible que las 24 ediciones que se han entregado hasta la fecha llegaran a cada rincón de la comuna y a unos sitios estratégicos de la ciudad.

Rubén Darío Quintero, Johnny Alexánder Díaz, Natalia Andrea Delgado, Luz Marina Romero,  Jazmín Zapata y Marcela Londoño “somos los encargados de caminar cada una de las calles y carreras de la comuna para que el periódico llegue a los hogares, las instituciones educativas, los centros de salud, las iglesias, las tiendas, droguerías, corporaciones, juntas de acción social, y todos los lugares de encuentro de nuestro territorio”, comenta la Coordinadora de Distribuición.

Cada uno de los distribuidores tiene asignados unos barrios en los que deben entregar los ejemplares, hacer llenar las planillas que certifican la entrega.

 La trayectoria

Marcela Londoño cuenta que antes de ser coordinadora empezó haciendo la distribución en el barrio donde vive, en La Francia. “Al principio fue muy difícil hacerlo pues no conocía muy bien el barrio y no sabía muy bien como debía hacer la entrega del periódico, así que tomaba paquetes de 20 a 50 ejemplares y los dejaba en negocios comerciales de diferentes cuadras del barrio, donde yo sabía que las personas al llegar a comparar se lo podían llevar. Empecé entregando 500 ejemplares y luego me asignaron la entrega de 500 más”.

Marcela recuerda que una de las dificultades más grandes que ha tenido que superar es que “me daba pena que mis mis vecinos, amigos y conocidos me iban a ver repartiendo periódico. Por eso al principio hacia la distribución de forma muy tímida y muy despacio porque buscaba sitios lejanos de mi casa para entregarlo”. A medida que fue pasando el tiempo la cantidad de periódicos que entregaba  fue aumentando hasta 1.500 y ya no sólo los entregaba en La Francia, sino también en Andalucía.

Luego de superar la pena Marcela Londoño dice, con contundencia, que se fue apropiando del periódico y más analítica a la hora de entregar cada ejemplar. Hacía su propio control de los canales de distribución, preguntaba a la gente si lo habían leído, dónde habían visto ejemplares en la caneca de la basura o arrumados y con base en esta información tomaba decisiones.

Marcela Londoño dice que la distribución la ha ido combinando con la reportería y escritura de artículos. “Ser coordinadora de distribución me ha ayudado a muchas cosas, primero que todo a conocer todos y cada uno de los barrios que conforman la comuna porque debo saber a qué lugares llega el periódico, quienes lo reciben. Esto además me da la capacidad de retroalimentar el equipo de trabajo periodístico para contarles qué quiere la gente, cuáles son las necesidades de la comunidad para informar y hacia dónde debería orientarse la agenda temática de cada edición.

Experiencias

Aunque existen puntos estratégicos donde se dejan  cantidades de periódicos para que las personas lo recojan, la mayoría de los ejemplares se distribuyen uno a uno, persona a persona, es decir que cada uno de los distribuidores pasan cada mes por diferentes calles de los barrios dejando el periódico en las casas, los negocios y entregándoselo a la gente.

A Natalia Delgado repartir el periódico con aguaceros de por medio, le recuerda cuando era scout en el Grupo 21.

Al final de la jornada, después de tener que sortear días de sol o de lluvia, realizar largas caminatas por calles empinadas, cargar paquetes de periódico que producen dolor en la espalda, ampollas en las manos, “son muchos los sentimientos encontrados: porque como está la persona entusiasta que nos dice:

—¡Hay que rico que llegó el periódico! Lo estaba esperando…

Está el que no lo recibe o lo recibe de mala gana y dice cosas como:

—“Yo para qué eso”… Y esto lo hace a uno sentir mal y el cansancio se te duplica, porque es como sentir que las personas no valoran tu trabajo, ni tu esfuerzo. Pero cuando sucede lo contrario, el entusiasmo de la gente nos motiva a continuar con esta labor social y se nos olvida el cansancio que teníamos”, es el inventario que hace Marcela Londoño.

 El valor del trabajo

Muchas personas se preguntan si esta labor tiene remuneración económica, y para aquellos curiosos, la respuesta es que cada una de las tareas que se hacen en el periódico tienen un reconocimiento económico que es más simbólico, que otra cosa, “porque quienes trabajamos en el periódico sabemos que nuestra labor hace parte de lo que se llama en el tercer sector: voluntariado social y la recompensa es el amor de la comunidad y la certeza de que estamos construyendo un territorio más participativo, más democrático, más ciudadano; para que nuestros niños tengan un mejor futuro”, comenta Marcela Restrepo, editora y diseñadora del periódico.

Natalia Delgado dice que “cargar esos paquetes tan pesados nos pone ya en el campo laboral y saber que la plata es muy buena pero hay que sudar mucho para obtenerla”.

En el proceso de distribución también se ha visto el progreso y la profesionalización. “Al principio no sabíamos nada de cómo se hacía esta labor, no se conocía el territorio, no había mucho seguimiento al uso que se hacía del periódico, no se tenía identificados a los potenciales lectores, no teníamos distintivos como camiseta o escarapela y la gente nos decía: “ahí vienen los gaminas repartiendo periódico”. Ahora se tiene mucho más control de cada zona, tenemos identificados a los lectores y sabemos cómo hay que hacer una buena distribución”.

Una vitrina

Luz Marina Romero, pertenece a la liga de usuarios del Hospital de Santa Cruz, integra el colectivo de las mujeres y es líder afectiva en Salud Mental de Comuna 2, desde hace algunos meses se vinculó al proyecto como distribuidora y comenta que este trabajo “le ha permitido conocer más la comuna y le ha abierto muchas puertas, porque es un espacio para darme a conocer aún más a la comunidad, como persona y como líder”.

En el periódico MI COMUNA DOS estamos trabajando para que cada día el periódico llegue a más lugares, que no exista ninguna persona de los once barrios que no lo conozca y lo haya leído por lo menos una vez. Este esfuerzo que cada

día se hace para que usted tenga este ejemplar en la manos vale la pena si empezamos a apropiarnos de lo que sucede a nuestro alrededor y a pensar soluciones para salir de los problemas. Lee y pasa este ejemplar a otra persona de la comunidad para que también se entere de lo que está pasando y se sume a las voces que nos unen.Misión: llegar a cada rincón de la Comuna

En 2011 realizaremos un estudio para evaluar nuestros canales de distribución y diseñar estrategias que nos permitan llegar a más hogares, instituciones educativas, organizaciones comunitarias, y por supuesto, al resto de la ciudad.

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