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Cambió PP, las mañas no

Lo acontecido en las últimas semanas pueden sugerir que el rumbo de Planeacion Local y Presupuesto Participativa -PLPP- no va a variar mucho en perspectiva de la planeación, pues en esta metodología nuevamente salieron a relucir los vicios politiqueros de algunos “líderes” y una Administración Municipal incapaz de dar respuesta y garantía para que sea un proceso ético, en el que prime la participación consciente y real, la suma de acuerdos y no el voto y la validación.

En cuanto a esto último, faltaron procesos de comunicación y formación sobre los cambios en la metodología y la importancia de la planeación, más allá de la presupuestación, una de las tesis de la Administración para argumentar la importancia de esta reforma. En este sentido, es poco posible cambiar las dinámicas de participación en los territorios si la comunidad desconoce el Plan de Desarrollo Local, tarea de líderes, organizaciones y Alcaldía.

En lo metodológico, la información para participar de los diálogos sociales y los encuentros preparatorios de los sectores circuló principalmente en la virtualidad y solo unos cuantos días antes, lo que propició que la asistencia fuera escasa. En estos últimos, se conformaban sin mayor claridad comités impulsores compuestos por dos o más habitantes de la Comuna, una de sus funciones era convocar nuevos postulados para la representación de los sectores poblacionales en el Concejo Comunal de Planeación. Solo algunos de los integrantes cumplieron efectivamente las tareas asignadas.

Entre los encuentros preparatorios en los cuales se elegía la metodología para la elección y las votaciones de representantes solo pasaron 6 días, en algunos 9, tiempo en el que se debían invitar a nuevas personas para inscribirse y convocar a la comunidad para las votaciones. Algunos sectores decidieron que los puestos de votación debían estar en un solo punto de la Comuna y un día en un horario laboral, generando exclusión, pero también su conveniencia, pues los “líderes” saben dónde y cómo pueden convocar (o manipular) más personas. Algunos sectores lograron ampliar estos puntos, algo que debió suceder desde el inicio.

Los representantes se elegían por votación abierta, algo que consideramos un error, pues debe ser el sector poblacional quién lo haga, así se garantiza idoneidad y legitimidad. La metodología empleada propició la politiquería y la manipulación, pues algunos postulados utilizaron estrategias poco éticas para garantizar votos, no importaba saber qué se votaba, siempre y cuando quedaran elegidos. Así llevaron grupos de colegios, de adultos mayores y otros cuantos, sin ningún ejercicio de formación.

Sumado a esto, en las mesas de votación fácilmente se podía ver cómo algunos responsables de estas sugerían por quien votar y a personas influenciando la elección allí mismo; esto ante la presencia de funcionarios, quienes permitieron este tipo de actitudes. En conclusión, en muchos de los casos, el representante de los sectores no ganó por mérito, conocimiento de los procesos de planeación local y municipal, sino por la capacidad de persuasión y movilización, lo cual no se traduce en votantes conscientes ni líderes capacitados para afrontar los retos de la planeación local.

Luego de las elecciones, la Secretaría de Participación citó con un día de anticipación a la comunidad a los talleres participativos en los cuales se buscaba recolectar insumos para complementar y precisar las ideas de proyecto jerarquizadas en los diálogos sociales. Este espacio tan importante se caracterizó por el afán y la descontextualización, pues para el ejercicio no se tuvieron en cuenta diagnósticos y antecedentes, siendo casi una lista de mercado lo que los asistentes iban pidiendo, esto sin análisis técnico que viabilizara estratégicamente estas propuestas. Finalmente, los proyectos que votará la comunidad, fueron presupuestados por la Administración Municipal a espaldas de la gente, desde el escritorio, sin claridades del contenido, por lo cual, podemos decir que Planeación Local y Presupuesto Participativo, no es local ni participativo.

Quisimos compartir con ustedes este análisis porque creemos que estamos a tiempo de cambiar nuestras prácticas políticas y exigir un modelo de PLPP que en verdad responda a las dinámicas comunitarias, a partir del consenso, respetando las otras miradas y no desde la improvisación como lo viene gestando la Administración Municipal. Es un llamado a la reflexión y la autocrítica, para que construyamos juntos, como deber ser, un modelo que atienda las necesidades de los territorios y no los intereses de algunos “líderes” y la alcaldía de turno.

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