Recomendados

Angélica: La voz angelical y el ritmo del corazón

Por Carolina Vásquez Rendón

Ángela María Calvo es una mujer que proyecta su vocación en el amor que tiene a su labor como enfermera. Angélica, la voz angelical, es una artista destacada que se da a su público a través de la canción.

La silueta curvilínea de Ángela destaca en la puerta de la Casa de Justicia de Villa del Socorro; lleva un pañolón de satín brillante atado al cuello, a juego con la chispita verde que destaca en su nariz, crispada por la risa de alguna broma que comparte con un conocido, esta tarde de sol, mientras me espera para hacer la entrevista. “No sabe dónde queda el periódico” dice él cuando aún estoy a unos metros de distancia. Ella continúa con esa sonrisa que le ilumina el rostro y esos atavíos que brillan por todo su cuerpo.

Una vez en la Casa para el Encuentro Eduardo Galeano me habla sobre las experiencias que la llevaron a este momento de su carrera. Su voz femenina y voluminosa me hace perder momentáneamente del contenido para concentrarme en su sonoridad. Es una mujer histriónica, no puede hablar sin guiñar los ojos, sacar la lengua, agitar las pestañas.

El viento agita el cabello rubio cenizo de Angélica cuando canturrea los pocos versos que interpretó por primera vez en preescolar; esto la marcó porque es uno de los pocos recuerdos que tiene de la época. A los seis años el Niño Dios le trajo una grabadora y su tío materno le prestaba un casete de Yuri, las primeras canciones que se aprendió e interpretó en la escuela.

En la Institución Educativa Gilberto Alzate Avendaño, donde cursó su bachillerato, comenzó a desarrollar sus aptitudes artísticas. Tenían un grupo de canto con el profesor de inglés, quien le brindó las pocas nociones que tiene de técnica, puesto que es muy empírica. En once representó a su colegio en un concurso de música colombiana; ensayó mucho, sin embargo, se enfermó, le dio una fiebre altísima que le sacó lágrimas cuando trató de proyectar su voz en los versos: «Antioquia de mi patria corazón, cuando digo tu nombre, se estremece mi voz por toda tu grandeza y hermosura”; a pesar de sus quebrantos quedó en tercer lugar.

En tarima

“Con ustedes Angélica, la voz angelical” la presenta Wilmar Osorio, quien le abrió los ojos para que aprovechara su talento y le ayudó a definir su nombre artístico. Al principio no tenía la voz que la caracteriza ahora y cuando interpretaba A chillar a otra parte, sus detractores aprovechaban la ironía para hacerle mala cara. Con toda la actitud se bajaba –como aún lo hace- de la tarima y les preguntaba “¿cómo les pareció?”. Es una mujer de contrastes. Sabe, como diría Francy, que no le cae muy bien a todo el mundo, sin embargo, se ha mantenido vigente durante ocho años con profesionalismo.

Su repertorio abarca canciones de Arelys Henao, Francy, Yolanda del Rio, Helenita Vargas, entre otras mujeres que la han inspirado. Hoy su puesta en escena mueve a su público –principalmente las mujeres-; su gestualidad es de pasos repetitivos, en tacones y manos que necesitan estar en movimiento, bien sea alternando el micrófono, haciendo un gesto enfático para el despecho o llevando una mano al corazón para lo romántico.

Se destaca su trayectoria en diversos escenarios y eventos de comuna como las tomas recreativas del INDER, programa La bailoteca de Jhon (grabado en Moscú #1), agenda cultural Medellín despierta para la vida (en La Frontera), intervenciones culturales con la Secretaria de Gobierno (Cañada Negra y El Sinaí), marcha conmemorativa de las víctimas, intervención ambiental  (Moscú #1), entre otros tantos. Liliana Yaneth Cardona, con quien realiza contratos empresariales hace algún tiempo, asegura que Angélica sí es una artista porque canta de verdad y de corazón.

En turno

Siempre quiso ser enfermera, lo hizo realidad hace poco con recursos del Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo. Actualmente trabaja en el Refugio Santa Ana, donde ve su mayor sueño cumplido en el cuidado de los abuelos. “Los baño, los consiento, los cargo, los toco, los peino… Son mi vida. Esos viejos son mi vida”, nos cuenta. Ha despedido a algunos, les ha cantado a todos en su evento social anual, tal vez por eso la Madre Superiora le preguntó si era capaz de dejar de cantar para quedarse trabajando allí. Continúa con ambas labores. A veces después de haber hecho el turno de la noche llega a casa, duerme dos horas y se levanta a organizarse para algún evento de comuna.

 

anuncio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Para que estemos más cerca
¡suscríbete!
Actualizaremos nuestra información en tú correo electrónico y WhatsApp
Para que estemos más cerca
¡suscríbete!
Actualizaremos nuestra información en tú correo electrónico y WhatsApp
Este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso. Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí:
Este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso. Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: